Me buscaba a mí mismo. Me buscaba sin razón. Entre los rostros todavía infantiles, entre los vasos llenos de soda con hielo y la música idiota, muchachos con esmoquin y jovencitas en vestidos blancos y cremas. Me buscaba. Al muchacho perdido en la alfombra y la fiesta y adiós a la secundaria. Los 15 años de edad y la rebeldía adolescente. Me buscaba y me buscaba sin razón. Subía el ascensor y cuando veía hacia el vacío imaginaba que estaba dentro del vaso de tequila gigante de Dios, y que subía porque Dios nos iba a beber a quienes estábamos dentro. Y nos bebería. A todos nos bebería pero entonces no lo sabíamos, con esos 15 años y esa rebeldía. Con nada. Y la música idiota, la ropa y los vestidos en tonos claros. Y yo no entendía nada. Pero me buscaba a mí mismo, y no había razón
Hello world!
Hace 1 mes
6 comentarios:
Me gustó la imagen del vaso enorme y la no razón de la búsqueda.
Buscar en el pasado puede ser desde una vocación por la historia hasta un placer sadomasoquista. Así de curiosos son los extremos, creo yo. Fino texto.
y al final, te encontraste? te encontraste ahora? antes?
Pero no se necesita una razón para buscar. A veces sólo se busca.
Todos nos buscamos siempre, lo mejor es no encontrarnos y la verdad güey: dejate de joterías y pon a Depeche aunque a tus XV lo que escuchabas es a Smashing
yo me encontré en el espejo...
y era todo al revés
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