lunes, 29 de septiembre de 2008

Esas viejas tardes


En tardes como ésta siento que no hay nada que deba querer, que merezca ser anhelado y valga la pena el esfuerzo mental de desearlo por encima de algo más y romper con ello mi apatía por cosas que antes me apasionaban. El arte se siente tan distante, la literatura tan vacía, lo absurdo tan absurdo. Hoy no encuentro el camino para ese otro lado del espejo donde el sentido sigue ausente, pero las cosas parecen moverse en otra dirección. Hoy es lunes, el cielo está despejado y todo en el mundo parece una masa gris sin nombre ni definición. El mundo es una roca y al parecer no hay lago a dónde arrojarla y jugar con ella a los patos. Las ondas en el agua, el sonido de la roca al hundirse. Hoy es lunes y la tarde no tiene nada que ofrecerme, absolutamente nada.