viernes, 6 de marzo de 2009

¿A qué hora me puedo ir?


-En realidad no quería hacerle daño, pero usted sabe: el calor, el estrés, el cansancio. Simplemente no tenía humor de escucharla esa tarde. El sol lo pone a uno de malas, ¿sabe? Más cuando uno no ha comido y tiene una sed del carajo. Entonces llega y me dice que por favor me haga a un lado porque necesita pasar, y pues uno reacciona mal. Ojalá no lo hubiera hecho, pero es algo que puede pasarle a cualquiera, usted sabe. Ahora que estoy más tranquilo y que desahogué un poco de esa presión que carga uno, pues ya veo que simplemente debí ser más atento y no dejarme llevar por mis propios problemas. Pero dígame, ¿a qué hora me puedo ir?

-Pues mire... ¿qué le parece si primero me dice qué hizo con el hígado y después vemos eso?

2 comentarios:

Flora dijo...

Una onda muy a la Meursault, no?

Saludos.

Argüello dijo...

Quizá, pero al menos no lo es de modo consciente...